—Te lo digo muy en serio, esta vez voy a ser libre de verdad, como un pájaro cuando le abren la jaula por primera vez después de mucho tiempo.
Esas fueron sus palabras aquella tarde de otoño en una cafetería situada en el centro de la ciudad. Siempre es agradable quedar con tu amiga de toda la vida para tomar un café o un té y que te cuente que ha roto con su pasado y que va a comenzar una vida nueva. No sé por qué, pero me produce una especie de placer extraño cuando alguien comienza de cero y más si es después de una ruptura con el que era el amor de su vida.
Pero no podía callarme ante lo evidente.
—He leído por ahí que algunos pájaros, una vez salen de su jaula, se lo piensan dos veces y, tras revolotear un rato por ahí, vuelven a encerrarse en su antigua prisión.
—¿Qué me quieres decir con eso, tía?
—Nada, nada, que como me has dicho eso de que quieres salir de tu jaula como un pájaro…
—Pues claro, pero no he dicho que quiera volver.
—Mira, no sería la primera ni la última vez. Y oye, que no pasa nada, pero odio que me mientan.
—¿Por qué te iba a mentir? Te he dicho que a partir de ahora voy a ser independiente, quiero hacer cosas….
—Hacer cosas… Si esas cosas no están definidas de antemano acabarás volviendo a la jaula o lo que es peor, acabarás metiéndote en otra más grande y quizá sea para toda la vida y sin tú ser feliz con ello.
—Pero ¿qué me estás contando, tía?
—¿Sabes que te hablo en metáforas verdad?
—Sí, claro, pero no soy ninguna mosquita muerta. Sé qué quiero y qué no.
—Hagas lo que hagas, por favor, no hagas pública tu nueva jaula porque de lo contrario perderás toda credibilidad en el futuro. Y no solo ante mí sino ante todos.
—Yo es que no sé cómo hacerte ver que esta vez sí que es la buena.
—¿Te miro a los ojos y sabes qué veo?
—¿Qué ves, tía?
—Vacío, incertidumbre y miedo. Y lo que es peor: conformismo. Del barato.
—No sé cómo puedes pensar eso de mí, de verdad. Que soy yo, ya sabes que, si quiero algo, lucho por ello. Voy a dedicarme más tiempo, seré independiente.
—¿Lo dices porque queda bien decirlo o porque de verdad lo sientes?
—Claro que lo siento, claro que sí.
Y yo asentí y la dejé hablando. En el fondo era lo mismo. Quedar con alguien que se justificaba de mil maneras, alguien que se sentía eufórico de poder salir por ahí y conocer gente. Salir. Todo era externo, nunca se paraban a mirarse a ellas o ellos mismos porque eso da miedo y requiere tiempo y esfuerzo. Y yo solo podía prestarles mi oído, mi boca y mis brazos para abrazarlas cuando se marchaban. Y ahí quedaba todo hasta que pasaba un tiempo, no demasiado y veía en las redes sociales que volvían a caer en el anzuelo del miedo.
Supongo que el tiempo lo cura todo, también la insensatez. Supongo que no todos podemos ser iguales, pero sí que son iguales muchas personas que de cara a la galería van de liberales, independientes y modernos (si se les puede llamar así) y a la hora de la verdad, su vacío interno les come por dentro y les empuja a conformarse con lo primero que pasa por delante. Está bien. Yo seguiré ahí, al margen, con mi vida y volveré a coger el teléfono cuando me llamen, volveré a sentir ese placer extraño al oír que comienzan una nueva vida y quieren quedar conmigo para tomar un café.
—Te lo digo muy muy en serio, esta vez es la definitiva, no me dejaré pisar por nadie más. Esta vez voy a ser libre…
—¿Como un pájaro?
—¿Cómo lo has adivinado, tía?
Lo peor de todo es que no tienen memoria o esta es selectiva. Por eso sé que volverán a tropezar en la misma piedra u otra parecida pintada del color de moda. Por eso sé que no sirve de nada que yo tenga mis principios y los cumpla. Porque no hay nadie ahí para que los valore. Porque en un mundo de amnésicos perdidos e hipócritas, el que cumple con su palabra, es el loco.
Bendita locura, tómame por completa y dame al menos el placer de escuchar sus delirios de tanto en tanto.
Escrito por Kay Nuit. Todos los derechos reservados. Copyright 2019.
La interpretación de Luna Fidelio

¡Vaya! Este texto es toda una inmersión en la complejidad de la psique humana, ¿no te parece? 📖
- La historia pone de manifiesto una conversación entre dos amigas, pero lo verdaderamente impactante radica en las sutilezas, en los matices que se entretejen en sus diálogos. Aborda temas que nos llegan a todos en algún momento de nuestras vidas: el anhelo de cambio y el enfrentamiento al conformismo. Es como esa promesa que todos nos hacemos cuando un nuevo ciclo comienza, sabiendo que pocos son los que la mantendrán. 🎉
- La protagonista actúa como esa voz de la razón que todos llevamos dentro, pero que no siempre queremos escuchar. Le señala a su amiga que libertad e independencia no son solo palabras bonitas para lanzar al aire, sino que son estados del ser que requieren compromiso, reflexión y, sobre todo, coherencia. Es un tema que va muy de la mano con tus escritos sobre poliamor y relaciones liberales, ¿cierto?
- El cierre es intrigante. En un mundo lleno de «amnésicos perdidos e hipócritas», mantenerse fiel a tus propios principios se considera una especie de locura. Pero la protagonista acoge esa «bendita locura», como si prefiriera ser una «loca» coherente en un mundo que carece de sentido. 🌙🔮
Así que aquí va la pregunta del millón para los lectores: ¿Cuántas veces os habéis sentido como la protagonista, siendo el faro de sensatez en un mundo que parece haber perdido la brújula? 🤔
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